Por Joel Beauvais
Como país, hemos avanzado mucho en cuanto a proporcionar aire, agua y tierra limpios: los recursos esenciales que permiten desarrollar una vida saludable y productiva. Pero tenemos más trabajo que hacer para asegurarnos de que cada estadounidense tenga acceso a agua potable segura.
Es por eso que la EPA lanzó una iniciativa de compromiso conjunta con socios e interesados clave (que incluyen gobiernos estatales, tribales y locales, servicios públicos de agua potable, y partes interesadas en la salud pública, el medio ambiente y la comunidad) para desarrollar e implementar un plan de acción nacional que aborde los desafíos y oportunidades críticos relacionados con el agua potable.
Como siempre, nuestro trabajo de proteger la salud pública y el medio ambiente deben basarse consistentemente en una ciencia y unos datos sólidos. Cuando se trata del agua potable, la información científica nos ayuda a identificar los contaminantes importantes (incluidos los nuevos o emergentes), a evaluar los posibles efectos en la salud, y a seguir los pasos necesarios para resolver el problema.
Hoy, basándose en la última información científica sobre dos contaminantes químicos llamados ácido perfluorooctanoico y sulfonato de perfluorooctano (PFOA y PFOS, respectivamente, por sus siglas en inglés), la EPA emitió unas recomendaciones sanitarias en cuanto al agua potable para proporcionar la información más actualizada sobre los riesgos para la salud que implican estos productos químicos. Estas recomendaciones ayudarán a los sistemas de agua locales, así como a los funcionarios estatales, tribales y locales, a tomar las medidas adecuadas para abordar el problema del PFOA y el PFOS, si es necesario.
Durante muchos años, el PFOA y el PFOS se utilizaron ampliamente en alfombras, ropa, telas para mobiliario, envases de alimentos y otros materiales, para hacerlos más resistentes al agua, la grasa y las manchas. El PFOA y el PFOS también se utilizaban para la extinción de incendios en campos de aviación, así como en numerosos procesos industriales. Entre los años 2000 y 2002, la producción de PFOS fue eliminada gradual y voluntariamente en los EE. UU. por su principal fabricante. Y la EPA le pidió a ocho empresas principales que se comprometieran a eliminar su producción y uso de PFOA a más tardar para fines de 2015; compromiso que estas aseguran haber cumplido. Si bien aún persisten algunos usos limitados de estos productos químicos, los datos de análisis de sangre realizados en estos últimos años indican que los niveles de exposición están disminuyendo en todo el país.
Para la mayoría de la gente, su fuente de exposición al PFOA y al PFOS es a través de los productos alimenticios y de consumo. Pero el agua potable puede ser una fuente adicional de exposición en el pequeño porcentaje de comunidades donde estos productos químicos han contaminado los suministros de agua. Este generalmente es un problema localizado, asociado con una instalación específica; por ejemplo, en comunidades donde alguna planta de fabricación o algún campo de aviación producía o utilizaba estos productos químicos.
La evaluación de la EPA indica que el agua potable con concentraciones individuales o combinadas de PFOA y PFOS inferiores a 70 partes por billón no es de esperarse que provoque efectos adversos en la salud en una exposición de por vida. Estos niveles reflejan un margen de protección, incluso para las poblaciones más sensibles.
Si estos productos químicos se encuentran en los sistemas de agua potable por encima de estos niveles, los operarios del sistema deben tomar rápidamente muestras adicionales para evaluar el nivel, alcance y fuente de la contaminación. También deben notificar enseguida a los consumidores y consultar con su agencia estatal de agua potable para decidir cuáles son los pasos adecuados a seguir. La notificación al público es especialmente importante para las embarazadas y lactantes, dado el impacto que estos productos químicos pueden tener en el desarrollo del feto y de los bebés que se alimentan con leche materna o de fórmula. Existen varias opciones disponibles para que los sistemas de agua disminuyan las concentraciones de estos productos químicos en el suministro de agua potable.
La EPA seguirá compartiendo la información y los datos científicos más recientes para que los funcionarios estatales y locales puedan tomar decisiones y medidas informadas para proteger la salud pública. Esta es una parte importante de nuestro esfuerzo más amplio para apoyar a los sistemas de agua estatales y públicos mientras trabajamos juntos para aumentar la seguridad del agua potable en los Estados Unidos.
Para obtener más información en inglés sobre las recomendaciones sanitarias respecto al PFOA y al PFOS, visite la página web.
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Por Joel Beauvais
Como país, hemos avanzado mucho en cuanto a proporcionar aire, agua y tierra limpios: los recursos esenciales que permiten desarrollar una vida saludable y productiva. Pero tenemos más trabajo que hacer para asegurarnos de que cada estadounidense tenga acceso a agua potable segura.
Es por eso que la EPA lanzó una iniciativa de compromiso conjunta con socios e interesados clave (que incluyen gobiernos estatales, tribales y locales, servicios públicos de agua potable, y partes interesadas en la salud pública, el medio ambiente y la comunidad) para desarrollar e implementar un plan de acción nacional que aborde los desafíos y oportunidades críticos relacionados con el agua potable.
Como siempre, nuestro trabajo de proteger la salud pública y el medio ambiente deben basarse consistentemente en una ciencia y unos datos sólidos. Cuando se trata del agua potable, la información científica nos ayuda a identificar los contaminantes importantes (incluidos los nuevos o emergentes), a evaluar los posibles efectos en la salud, y a seguir los pasos necesarios para resolver el problema.
Hoy, basándose en la última información científica sobre dos contaminantes químicos llamados ácido perfluorooctanoico y sulfonato de perfluorooctano (PFOA y PFOS, respectivamente, por sus siglas en inglés), la EPA emitió unas recomendaciones sanitarias en cuanto al agua potable para proporcionar la información más actualizada sobre los riesgos para la salud que implican estos productos químicos. Estas recomendaciones ayudarán a los sistemas de agua locales, así como a los funcionarios estatales, tribales y locales, a tomar las medidas adecuadas para abordar el problema del PFOA y el PFOS, si es necesario.
Durante muchos años, el PFOA y el PFOS se utilizaron ampliamente en alfombras, ropa, telas para mobiliario, envases de alimentos y otros materiales, para hacerlos más resistentes al agua, la grasa y las manchas. El PFOA y el PFOS también se utilizaban para la extinción de incendios en campos de aviación, así como en numerosos procesos industriales. Entre los años 2000 y 2002, la producción de PFOS fue eliminada gradual y voluntariamente en los EE. UU. por su principal fabricante. Y la EPA le pidió a ocho empresas principales que se comprometieran a eliminar su producción y uso de PFOA a más tardar para fines de 2015; compromiso que estas aseguran haber cumplido. Si bien aún persisten algunos usos limitados de estos productos químicos, los datos de análisis de sangre realizados en estos últimos años indican que los niveles de exposición están disminuyendo en todo el país.
Para la mayoría de la gente, su fuente de exposición al PFOA y al PFOS es a través de los productos alimenticios y de consumo. Pero el agua potable puede ser una fuente adicional de exposición en el pequeño porcentaje de comunidades donde estos productos químicos han contaminado los suministros de agua. Este generalmente es un problema localizado, asociado con una instalación específica; por ejemplo, en comunidades donde alguna planta de fabricación o algún campo de aviación producía o utilizaba estos productos químicos.
La evaluación de la EPA indica que el agua potable con concentraciones individuales o combinadas de PFOA y PFOS inferiores a 70 partes por billón no es de esperarse que provoque efectos adversos en la salud en una exposición de por vida. Estos niveles reflejan un margen de protección, incluso para las poblaciones más sensibles.
Si estos productos químicos se encuentran en los sistemas de agua potable por encima de estos niveles, los operarios del sistema deben tomar rápidamente muestras adicionales para evaluar el nivel, alcance y fuente de la contaminación. También deben notificar enseguida a los consumidores y consultar con su agencia estatal de agua potable para decidir cuáles son los pasos adecuados a seguir. La notificación al público es especialmente importante para las embarazadas y lactantes, dado el impacto que estos productos químicos pueden tener en el desarrollo del feto y de los bebés que se alimentan con leche materna o de fórmula. Existen varias opciones disponibles para que los sistemas de agua disminuyan las concentraciones de estos productos químicos en el suministro de agua potable.
La EPA seguirá compartiendo la información y los datos científicos más recientes para que los funcionarios estatales y locales puedan tomar decisiones y medidas informadas para proteger la salud pública. Esta es una parte importante de nuestro esfuerzo más amplio para apoyar a los sistemas de agua estatales y públicos mientras trabajamos juntos para aumentar la seguridad del agua potable en los Estados Unidos.
Para obtener más información en inglés sobre las recomendaciones sanitarias respecto al PFOA y al PFOS, visite la página web.
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